El precio de las fincas rústicas sigue al alza: así está por cultivos y provincias
El precio del suelo rústico en España está en constante evolución, con diferencias abismales según el tipo de cultivo y la ubicación. Los terrenos más caros del país son las plataneras en Tenerife, con un precio de 274.383 euros por hectárea, mientras que los más económicos son los pastizales de Huesca, donde la hectárea se paga a 908 euros. Esta disparidad de 273.000 euros por hectárea ilustra la diversidad del sector agrario español.
Más allá de las plataneras, los cultivos bajo plástico en Granada (245.256 €/ha) y Almería (240.837 €/ha), así como los subtropicales en Málaga (129.038 €/ha), destacan entre los más costosos. Por otro lado, las tierras más asequibles se encuentran en pastizales de Zaragoza, Palencia y Valladolid, con precios por debajo de los 1.400 euros por hectárea.
El mercado de suelo rústico ha demostrado ser dinámico en los últimos años. Desde 2020, el precio medio por hectárea ha crecido un 10,7%, alcanzando los 9.967 euros en 2023. Algunas tierras, como las destinadas a huerta y cultivos tropicales, han experimentado incrementos del 24,2% y 20,5% respectivamente. Este auge responde, en parte, al interés creciente por el sector agroalimentario y la inversión en tierras productivas.
La compraventa de fincas rústicas también sigue al alza, con un crecimiento del 4,3% en 2024 y más de 155.000 transacciones registradas. Factores como el relevo generacional en el campo, la implicación de agencias inmobiliarias y la entrada de inversores institucionales están impulsando este mercado. Empresas agroalimentarias, family offices e incluso fondos de inversión en capital natural buscan terrenos estratégicos para aumentar la rentabilidad de sus explotaciones.
Sin embargo, el sector enfrenta desafíos, como la falta de financiación. La concesión de hipotecas sobre fincas rústicas ha caído un 1,8% en 2024, lo que limita el acceso de pequeños agricultores y ganaderos a la propiedad de la tierra. Ante esta situación, la financiación alternativa se perfila como una solución clave para el futuro del mercado.
El suelo rústico se consolida como un activo de interés creciente tanto para agricultores como para inversores. Con un panorama de precios en ascenso y un mercado en constante movimiento, ¿qué papel jugarán las nuevas tecnologías y la sostenibilidad en la valorización de la tierra en los próximos años?